Primero fue el alba de blanco vestido
Paseando en pies descalzos por el campo
Luego llegó la aurora de rosa amanecido
La gris y vieja tierra renovando.
Me alcanzó la mañana dorada con sus manos
Y temblorosamente latió en el mediodía
Todo fue luz y gloria en los altos espacios
Hasta la verde tarde que en silencio fluía.
La calma de la sombra avanzó lentamente.
Llevándose los vientos y soles derramados
Por el río furtivo que nunca retrocede
Y dejando en silencio las voces y las mientes,
Con todo lo perdido y lo apenas amado.
Mas, lo que nunca llega hoy no ha llegado.
Deja un comentario