Se va perdiendo la infancia
Las sábanas que nos pusieron
Las mías eran ásperas manos de lienzo,
Pero eran igualmente
El tibio refugio de la matemática,
Donde calculaba los pasos de mis sueños
Hasta la casa de mi amor imaginario.
El patio con enredadera
Y los nombres que una abuela
Le concedió a las flores,
Todos ellos tan imaginativos y míticos,
Y el sol sobre los dorados abejones.
Se va perdiendo la ilusión de la vida
Entre las primaveras de canciones
Y las excursiones por el mundo de la lluvia.
Y el amor aquel que anduvo
Ensayando palabras de despedida
Antes de encontrarse.
Maria Rosa Melendez
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